Se trata de un DIY muy original que he encontrado en ohhhmhhh.de. Las imágenes hablan por sí solas. Un par de paneles de cartón que han sido unidos como si fueran un biombo. Es fácil de plegar y también fácil de desplegar. Por lo que podrás guardarlo cómodamente en cualquier rincón cuando no lo uses.
Quizá no sea una buena opción escoger un papel pintado con flores grandes para empapelar todas las paredes, por muy grande que sea la habitación. Generalmente, el peso visual de estos papeles es mucho, por lo que podríamos generar una sensación de claustrofobia innecesaria. Recordad siempre eso de “menos es más”.
Tener tanto blanco da muchísimo juego, pues, como vemos, ha sido posible incluir notas de color más oscuras a través de la alfombra, el textil de la cama y los propios juguetes. Aún así, si hay algo que destaca es, sin lugar a dudas, esos grandes rascacielos de color azul en la pared.
Otro de los aspectos esenciales en una habitación infantil abuhardillada es la iluminación. Es cierto que suelen ser habitaciones ubicadas en el último nivel de la vivienda, por lo que la luz es mayor. No obstante, si no hay ventanas que sepan aprovecharla, poco haremos.
Me encanta que el color escogido sea ese azul. Dado el resto de colores, podría usarse cualquier otro. Pero el azul, dentro de la psicología del color, es una tonalidad que invita al descanso. Un buen color para que nuestros hijos puedan dormir por las noches.
Ayudan a relajar, a estimular la digestión, disminuir el ritmo cardiaco y a conciliar mejor el sueño. Al parecer, son tonalidades que tienen un efecto sedante en general.
Hoy te quiero acercar hasta 5 ejemplos de columpios en un dormitorio infantil, desde los más clásicos hasta los más sencillos y minimalistas ¿Con cuál te quedas de todos ellos?
Pero si se trata de una idea más minimalista aún, esta se lleva la palma. Una cuerda. Una única cuerda colgando del techo ¿Menos funcional? Puede, los niños no van a poder sentarse, pero si podrán ejercitar sus brazos columpiándose encaramados a ella.
En Instagram podemos ver siempre las últimas tendencias, y en este caso nos traen uno de esos materiales naturales que se han vuelto imprescindibles. Nos referimos al mimbre, que aparece en cestos, en camas, sillas, alfombras y cunas. No hay espacio natural sin un toque de mimbre.
Teniendo en cuenta esto, os hablaré un poco de los colores fríos. No dejéis que el adjetivo os haga retroceder. Los colores fríos, lejos de lo que podáis imaginar, son muy interesantes para la decoración en general. También en los dormitorios infantiles.
En Instagram podemos ver siempre las últimas tendencias, y en este caso nos traen uno de esos materiales naturales que se han vuelto imprescindibles. Nos referimos al mimbre, que aparece en cestos, en camas, sillas, alfombras y cunas. No hay espacio natural sin un toque de mimbre.
Finalmente, una de las opciones que más me gusta. Optar por las medias paredes. En colores lisos ya me parece un auténtico acierto, pues al dejar la parte superior en blanco no restas ni un ápice de luz a la estancia. Pero con papel pintado, y con diseño floral, me recuerda a un auténtico jardín. Sin duda una maravilla para cualquier habitación infantil.
Como la habitación es tan amplia (hay que tener en cuenta que es para dos), hay espacio más que suficiente para colocar un pequeño escritorio. Sí, un pupitre, adoro este tipo de mesas para niños con un aire vintage más que evidente.
Me encanta que el color escogido sea ese azul. Dado el resto de colores, podría usarse cualquier otro. Pero el azul, dentro de la psicología del color, es una tonalidad que invita al descanso. Un buen color para que nuestros hijos puedan dormir por las noches.
Además, al contar con dos puntos de sujeción, siempre será más seguro, aunque hay que aclarar que un niño, por norma general, no pesa lo suficiente para suponer un problema en la estructura de tu vivienda.